Riesgos de corrosión
El glicol sin inhibir carece de inhibidores de corrosión, que son esenciales para proteger los componentes metálicos en el sistema. Los sistemas de circuito cerrado a menudo contienen varios metales, como acero, cobre, latón y aluminio. En ausencia de inhibidores, el glicol puede degradarse y formar subproductos ácidos con el tiempo. Estos ácidos corroen las superficies metálicas, lo que conduce a picaduras, incrustaciones y eventual falla de componentes críticos como intercambiadores de calor, bombas y tuberías.
La corrosión no solo debilita la integridad estructural del sistema, sino que también provoca la liberación de iones metálicos en el fluido. Estos iones pueden catalizar una mayor degradación del glicol, acelerando el proceso de corrosión en un ciclo vicioso.
Disminución de la eficiencia térmica
A medida que se acumulan productos de corrosión e incrustaciones en las superficies del intercambiador de calor, la eficiencia térmica del sistema disminuye. La acumulación actúa como una capa aislante, reduciendo la efectividad de la transferencia de calor. Esto obliga al sistema a trabajar más para mantener la temperatura deseada, lo que conduce a un mayor consumo de energía y costos operativos más altos.
Además, los productos de degradación del glicol, como ácidos orgánicos y residuos sólidos, pueden obstruir pasajes pequeños dentro del sistema. El flujo restringido reduce la capacidad del sistema para distribuir el calor de manera uniforme, creando puntos calientes o zonas frías que degradan aún más el rendimiento.
Degradación del glicol
El glicol sin inhibir es más susceptible a la degradación térmica y oxidativa, especialmente a temperaturas elevadas. La degradación del glicol produce ácidos orgánicos, como ácido fórmico y glicólico, que disminuyen el pH del fluido. Las condiciones de bajo pH exacerban la corrosión, especialmente en sistemas con componentes de aluminio o cobre.
La degradación también puede llevar a la formación de subproductos insolubles que se asientan en el sistema como lodo. Este lodo afecta la circulación del fluido, obstruye los filtros y aumenta el desgaste en bombas y otras piezas móviles.
Crecimiento microbiano
La ausencia de biocidas o inhibidores en el glicol sin inhibir puede promover el crecimiento microbiano, especialmente en sistemas expuestos a temperaturas cálidas. Las bacterias y hongos prosperan en el entorno rico en nutrientes creado por el glicol en degradación. El crecimiento microbiano puede producir biopelículas que se adhieren a las superficies, reduciendo la eficiencia de transferencia de calor y acelerando la corrosión. Las biopelículas también pueden albergar microorganismos corrosivos, como bacterias reductoras de sulfato, que dañan aún más las superficies metálicas.
Preocupaciones de seguridad y ambientales
El glicol sin inhibir degradado puede volverse tóxico debido a la acumulación de ácidos, metales pesados y otros subproductos. El manejo y la eliminación del glicol contaminado plantean desafíos ambientales y de seguridad. En contraste, las formulaciones de glicol inhibido a menudo incluyen estabilizadores que prolongan la vida útil del fluido, reduciendo la frecuencia de reemplazo y minimizando el impacto ambiental.
Aumento de los costos de mantenimiento
Los sistemas que utilizan glicol sin inhibir requieren monitoreo y mantenimiento frecuentes para abordar problemas como corrosión, obstrucciones y degradación del fluido. Reemplazar regularmente el fluido y limpiar los componentes puede ser laborioso y costoso. El glicol inhibido reduce la necesidad de tales intervenciones al mantener un entorno estable y no corrosivo.
El uso de glicol sin inhibir en sistemas de refrigeración y calefacción de circuito cerrado plantea riesgos significativos para el rendimiento, la fiabilidad y la seguridad del sistema. La corrosión, la degradación y el crecimiento microbiano están entre los problemas más críticos, lo que lleva a una disminución de la eficiencia, mayores costos operativos y posibles daños ambientales. Para mitigar estos problemas, es esencial utilizar formulaciones de glicol inhibido diseñadas para proteger los componentes del sistema y garantizar un funcionamiento sin problemas a largo plazo. La selección adecuada de fluidos, junto con un mantenimiento y monitoreo regulares, es crucial para optimizar el rendimiento del sistema y minimizar los costos durante su ciclo de vida.
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